Un protagonista con alma de bufón, una bella y un malvado gruñón son los personajes de la obra que presenta la compañía artística del arco iris.Los sentimientos en estado puro, básicamente la lucha entre el bien y el mal, generan la trama, siempre jugada en clave de humor.
Rubén Vilela en el papel de Bartolo se mueve, juega, habla y baila como un payaso clásico. Su voz tiene la cadencia de los viejos actores de varieté, y su movimiento es un casi constante paso de baile.Simple, cuidada, con muy buen ritmo y una historia clásica, Un día en la casa de Bartolo Cachiporra, devuelve la escenario la urdimbre básica del teatro, recrea tonalidades con la palabra y la acción que siguen vigentes en el contexto adecuado y, trayendo de vuelta al circo criollo desafía al espectador a recuperar su ingenuidad y su capacidad de jugar con la fantasía.Sin trucos, efectos especiales, ni otra magia que la del teatro. Como en los pueblos y las plazas.
Rubén Vilela en el papel de Bartolo se mueve, juega, habla y baila como un payaso clásico. Su voz tiene la cadencia de los viejos actores de varieté, y su movimiento es un casi constante paso de baile.Simple, cuidada, con muy buen ritmo y una historia clásica, Un día en la casa de Bartolo Cachiporra, devuelve la escenario la urdimbre básica del teatro, recrea tonalidades con la palabra y la acción que siguen vigentes en el contexto adecuado y, trayendo de vuelta al circo criollo desafía al espectador a recuperar su ingenuidad y su capacidad de jugar con la fantasía.Sin trucos, efectos especiales, ni otra magia que la del teatro. Como en los pueblos y las plazas.