Lucinda

El texto se basa de manera libre en los testimonios recogidos por Soraya Maicoño y Dani Zelko sobre el asesinato de Lucinda Quintupuray, una abuela mapuche. La obra propone un procedimiento de cajas chinas donde la voz principal de La Hermana Mayor cede su lugar a la de su Hermano Menor para que relate la peripecia de su historia sobre el asesinato de Lucinda. Así como escuchamos el punto de vista de estos dos hermanos también asistimos al juego de espejos de dos mujeres mayores y entrañables amigas: la abuela de los hermanos y la propia Lucinda. La Hermana Mayor nos recordará detalles de la vida de Lucinda mientras su Hermano Menor será el responsable de relatar el derrotero de su vínculo con la muerte de Lucinda. Su testimonio devela cómo quisieron involucrarlo y hacerlo responsable de un asesinato que no cometió. Su modo de hablar nos remite a un modismo linguístico situado en una geografía y mundo singulares. La voz de la Hermana Mayor llega para organizar el relato, cantar sus canciones y recordar la presencia de Lucinda Quintupuray, quien a pesar de su desaparición física sigue viva en la memoria del pueblo mapuche.

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