Lástima que sea una puta

Es la historia de un incesto entre hermanos. Es un montaje pendular que oscila entre un relato formal (que cruza recursos expresionistas y algunos elementos estéticos del policial negro) y la presentación del montaje en si mismo. Tratando despojar de solemnidad el clásico de Ford, nos apropiamos de aquellos aspectos temáticos que para nosotros tienen resonancia y asuntos ligados a la representación y a la teatralidad que nos interesan de la tragedia. El público es informado de la situación de ficción que se juega, se lo interpela sobre lo que está sucediendo, no solamente sobre la ficción sino también sobre este montaje que es para ellos. Por otro lado se ficcionaliza lo real, la presentación de la obra. Un sistema de paneles señala los lugares donde pasa la historia, una serie de planos que capta los focos de atención de los espectadores. Acciones al margen, ambiguas, donde no está claro si lo que pasa les sucede a los actores, a los personajes o, a los actores que devienen personajes. El vehículo para ello será dinamismo de la puesta. Una máquina que muestra la escena y simultáneamente la construcción de esa escena, que busca encontrar nuevos sentidos en ese movimiento. Hay un distanciamiento respecto del relato, que presenta un discurso sobre las relaciones familiares, el poder que opera sobre los cuerpos, las pasiones y la muerte.

2 Histórico de funciones